Si hay algo a lo que siempre están dispuestos los niños es a jugar con los padres. Y con un poco de imaginación se puede conseguir pasar muy buenos ratos juntos.
Os pongo el ejemplo de un sencillo juego que se desarrolla dibujando. Lo mejor es utilizar una pizarra o un papel grande. Es muy sencillo. Se puede empezar por dibujarles un circulo como la cabeza de un personaje. Por turnos, se va preguntando a los niños que le pintarían después y lo vamos completando como nos vayan diciendo. Por ejemplo, preguntamos qué le ponemos ahora y nos contestan que los ojos. Entonces, les preguntamos si ojos pequeños o grandes, juntos o separados, etc. Pedimos al siguiente que nos diga que le pondría ahora y nos contesta, por ejemplo, la boca y le preguntamos si grande, mediana o pequeña, etc. Pueden proponer dibujar un pico en lugar de boca o partes de distintos animales.
Según la edad de los niños, vamos dibujando nosotros o ellos. Si lo hacen ellos se sienten más motivados y les resulta más divertido pero con nosotros dirigiendo el juego pues se trata de compartir la actividad. Al final, puede salir un niño o un hombre o un alienígena. En lugar de empezar por un circulo se podría hacer por un cuadrado que podría acabar siendo una casa, un camión, un robot o donde, entre todos los participantes, lleguen con su creatividad. Y el escenario puede ser de lo más completo y elaborado. Además, algunos no se quedaran sólo en el hecho de dibujar sino que irán narrando alguna historia.
Se puede apreciar como empiezan a imaginar una situación, un escenario, una aventura respecto a lo que se va dibujando. Pueden obtenerse resultados muy curiosos y la protagonista es la creatividad y la imaginación. Animando y alabando la originalidad que están manifestando en el juego todos nos podemos sorprender del resultado. Nos sorprenderá como entretenimiento, como diversión y, lo más enriquecedor, como actividad compartida con nuestros pequeños.