Los hijos aprenden con nuestra sonrisa. Aprenden a sentirse queridos y valorados. Con una sonrisa aprenden cuando tienen nuestra aprobación ante sus actos o sus descubrimientos. Aprenden a expresar sentimientos de alegría, bienestar, amor. Los padres también transmiten su amor con la sonrisa. Divertirse juntos, jugando y riendo, les enseña a disfrutar, a impregnarse de positividad.