Es pequeño. Apenas habla, pero empieza a manifestar caprichos y pataletas. Sólo quiere que le dé de comer su madre o no se quiere ir ni con su abuela.
A la hora de vestirlo nadie más que mamá puede hacerlo. Grita y se tira al suelo porque no le dejan comerse una chocolatina antes del almuerzo.
Coge una pataleta porque su padre le pone el pijama o porque no es el primero en empezar en un juego.
Las pataletas del niño son la expresión de su malestar frente a ciertas situaciones frustantes para él o expresión de una necesidad y que no sabe comunicar a nivel verbal. Por tanto, es normal la aparición de pataletas y rabietas en torno a los dos años. Pero es importante el manejo que se hace de ellas dándole respuesta de la manera más adecuada, cubriendo la necesidad que el niño está manifestando en ese momento o acompañando en la gestión de esa emoción.
No puedes esperar para actuar porque están apareciendo emociones que no sabe reconocer y que pueden manifestarse en una forma de comportarse que no es la mejor para él y/o para los demás. En los momentos críticos, no puedes creer que esas situaciones conflictivas, algún día, puedan ser tranquilas. Sin embargo, si es posible y con una actuación adecuada desde la firmeza y el amor se pueden alcanzar resultados inimaginables.