Llega la hora de dormir. Los padres están agotados. El día termina y se necesita un momento de relajación. Pero el niño no se duerme o tiene que ser en brazos o no quiere estar solo en su cama,…
A veces se tiene que acostar mamá con él. En otros casos, el niño duerme en la cama de los padres o se queda dormido en el sofá y luego lo trasladan a la habitación. Todo esto altera la vida familiar, la vida de pareja, y conforme pasa el tiempo va perjudicando al niño.
Muchos son los padres que manifiestan quejas respecto a los problemas que presentan sus hijos a la hora de dormir. Así mismo, es fácil conocer a otros que tiene el mismo problema.
Y es como un sueño pensar que algún día los niños se dormirán solos en su cama. Sin embargo, es posible lograr que su habitación y su cama se conviertan en un lugar de bienestar y descanso, y se relacione con sentimientos placenteros y relajantes. El niño gana en autonomía, en autoestima, y los padres disponen de un momento para ellos.